EVENTOS CULTURALES ACTUALES
Uno de los eventos de mayor calado en la ciudad de Barcelona es el Congreso Mundial de Móviles (Mobile World Congress (MWC)), un evento que gira alrededor del mundo de las comunicaciones móviles, y es considerado el evento más importante del mundo en esta temática. Los datos de dicho MWC son apabullantes para la ciudad, 473 millones de euros y 14.000 puestos de trabajos temporales generados anualmente, sin contar los beneficios para la ciudad de forma indirecta.[1] Sin duda alguna, este evento cultural del mundo tecnológico es un motor económico capaz de sustituir las industrias tradicionales tal y como venimos conceptualizándolas.
La administración pública catalana, a través de la Generalitat, incentiva el proyecto y proyecta su imagen a nivel internacional, dando especial soporte a los proyectos y empresas catalanas que participan en dicho congreso.[2] Es por ello por lo que el principal organismo político catalán, asume la gestión de la cultura dentro de su contexto geográfico. Este modelo de administrar la cultura hace que el Ministerio de Cultura pierda competencias a favor del gobierno autonómico, es un modelo menos centralizado que aquellos que no tienen autonomías pero que delega competencias.
Los datos económicos del MWC han demostrado suficientemente, que son un recurso económico, que permite la promoción de cambios estructurales en el entorno urbano de la ciudad de Barcelona, al tiempo que “favorece” el desarrollo social y económico, por lo que conviene que la política cultural catalana conserve dicho evento aunque precise de financiación, pues su difusión y fama trasciende la objetividad del propio evento, ya que la ciudadanía se enorgullece de la proyección de ciudad a nivel internacional, un aspecto de la subjetividad de los ciudadanos de la región en la línea elaborada por Foucault acerca del concepto de biopolítica.[3]
Probablemente, el MWC no constituya un elemento que consolide la construcción de nuestro gobierno o estado, pero no es discutible que favorece dicha construcción en la línea de lo que afirmaba G. Yúdice y T. Miller al afirmar que la cultura es un elemento de construcción de estado y articulación de estilos de vida.
El hecho de que el congreso se realice en Barcelona le hace también cohesionador de la propia lengua catalana, lo que ayuda a establecer las identidades del colectivo social, y ayuda a generar el espacio catalán con sentido de comunidad[4] y de proyección a todos los niveles, ya que enorgullece el sentimiento de comunidad.
El evento en cuestión es legitimado por el gobierno de la Generalitat de Catalunya para dar acceso a la cultura tecnológica, y es la propia Generalitat la que regula el qué, el cómo, el cuándo y el dónde, regulando y administrando la cultura de Catalunya, pues es precepto suyo el “Preservar, investigar y difundir el patrimonio”[5], adoptando las funciones del Ministerio de cultura español, bien por analogía o bien por asignación.
Podemos criticar que el MWC recibe ventajas financieras por parte del gobierno catalán, pero si analizamos los beneficios que genera el evento, podemos concluir que es beneficioso para el país, a pesar de que se centralice desde un único organismo, ya que se coloca la cultura al servicio de determinados intereses políticos, lo que hemos visto en nuestra actualidad al amenazar con desplazar dicho evento motivado por las revueltas sociales catalanas en solidaridad con los presos políticos y el movimiento independentista. París, Shanghái y Madrid ya empiezan a sonar como alternativas de alojo y representación de dicha actividad cultural y empresarial.[6]
La ciudad de Barcelona no gestiona y proyecta únicamente su imagen a través de este evento internacional, a lo largo de la historia se han visto los cambios urbanísticos, políticos, culturales y sociales que han derivado de varios eventos de la talla de la Exposición Universal de 1888, la Exposición Internacional (1929), o los juegos Olímpicos celebrados en la ciudad en 1992, que junto al Fórum Universal de las Culturas del 2004 han ido conformando la sociedad, la cultura y el paisaje de la ciudad. Bien podríamos acusar a los estamentos e instituciones políticas de Catalunya de convertirla en un estado cultural, tal y como afirmaba Marc Fumaroli, antes de ejercer un giro hacia el mercado, porque si algún elemento tiene primacía en estos actos o eventos, sin lugar a duda es el elemento económico, porque en la actualidad la cultura ha de producir rentabilidad, por triste que parezca, puesto que como recurso tiene un impacto sobre el modelo económico de la región o país.
En esta línea argumentativa adoptada, si aceptamos que la cultura ha de producir rentabilidad, y aceptamos que se centralice su gestión, si la dinamizamos en las bases del capitalismo conceptualizado por A. Smith, es cuando nos topamos con uno de sus principales problemas, el de una extrema economización de la cultura, porque el uso y el valor de la cultura se va transformando, la cultura adopta el rol de recurso, y hace que diverjan de ella dos tipos de industrias, las creativas y las culturales.
Cierto es que el proceso de economización de la cultura genera malestar, tal y como apunta Jaron Rowan[7], porque dicho proceso es contrario al propio concepto de cultura. No es nada nuevo que la cultura se haya industrializado. La escuela de Frankfurt, lo que en palabras de Natàlia Cantó-Milà:
“Eran pensadores de orientación marxista, ante ideologías fascistas y el auge del consumismo”[8]
Adorno, Horkheimer, Habermas y W. Benjamin eran pensadores que criticaron dicha industrialización cultural por su objetivo primario de divertimento de las masas.
No se puede obviar la idea de la cultura como elemento de crecimiento, el MWC es un claro ejemplo, pero ello ha llevado a los procesos de privatización y de deslocalización, en manos de una derecha neoliberal que decidió el rumbo que debe tomar la cultura industrializada, hasta el punto que puede desestabilizar un país y a su sociedad al trasladar sus industrias creativas, entendiendo creativo como un nuevo recurso productivo, hecho que obligó a los ayuntamientos y gobiernos a promocionar espacios para la creatividad y arte en general, de ahí los grandes acontecimientos culturales mencionados anteriormente en Barcelona.
Yúdice nos decía que ya no se invierte en cultura por sus cualidades estéticas y/o espirituales, sino que se invierte por sus capacidades extrínsecas, lo que podemos corroborar con el MWC que promueve el desarrollo económico del país, fomenta la cohesión social en torno a la cultura tecnológica y dicta la línea a seguir en su ámbito, a modo de globalización cultural, puesto que homogeneiza los productos y conceptos culturales de las nuevas tecnologías, en detrimento de la diversidad.
Al ir cambiando la política, vemos la génesis de nuevos modelos de gestión del patrimonio, que se centran más en sus aspectos económicos y rentables. No es contrario al concepto de cultura, sino que estos nuevos procesos recalcan la importancia de la restauración y la conservación de las obras y eventos culturales, ya que, como forma de inversión, devuelven generosas rentabilidades. Lo que sí es contrario, es la conversión de las ciudades que enarbolan los procesos y eventos, abanderando la noción de cultura, como Barcelona, que, por motivos de dicha conversión política y conceptual, pasan de ser ciudades culturales a ser ciudades espectáculo, hecho que las degrada, especialmente por la baja calidad de los espectáculos ofrecidos, cuyo principal objetivo es el que venimos afirmando, de rentabilidad económica.
Tampoco hemos de obviar que el proceso puede generar gentrificación, como fue la creación en Barcelona del Fórum, un espacio diáfano urbano que en el año 2004 acogió el Fórum Universal de las Culturas, y para que fuese creado, se remodeló el barrio de la Mina donde fue construido, un barrio marginado de Barcelona, donde se desplazó a los diferentes colectivos y etnias que habitaban el espacio para reconvertirlos junto a nuevas zonas de vivienda de clase media/alta., lo que David Harvey viene designando como “renta monopolista”, una renta basada en el poder monopolista de los grandes empresarios y propietarios.
El Fórum, no dispone de gran patrimonio cultural, por ello creó nuevos elementos urbanos, una arquitectura representativa, una serie de elementos tangibles para poder desarrollar su actividad social de grandes y masificadas concentraciones culturales, sociales y musicales (como el Cruilla BCN o el Primavera Sound), lo que unido a la sociabilidad del sistema, como elemento intangible, hace que el Fórum eleve su cociente de capital simbólico por encima de su propio patrimonio cultural, del que carece mayormente.
Dicho capital simbólico, no por ello menos importante, promueve la transformación cultural, y no es porque el arte en general pierda su áurea, como criticaba W. Benjamín, ya que el hecho de multiplicar un original no le resta importancia al original, ni le hace perder personalidad, al contrario, lo universaliza, lo proyecta a un número mayor de personas sin dejar de ser un valor de culto, ¿acaso los participantes del mayor evento de Manga en Barcelona, los otakus, no promueven su culto por el Manga en las exposiciones del Salón del Manga que se exponen en la ciudad a través de la FICOMIC[9]?, es por ello que debemos alejarnos de la idea de W. Benjamin, de que son productos culturales, sin alma.
El hecho de que la política quiera convertirse en una experiencia estética es por reconocimiento interno de su alcance ante las masas que la consumen, no es una obtención de valor económico cultural, pero sí que es parte de ese capital simbólico que hemos reconocido en ella.
Donde tampoco podemos dudar es en que la industria cultural está unida al capital, aquí nos dice Horkheimer y Adorno que “El todo se opone a los detalles”[10], pero es que la propia escuela de Frankfurt, creadora de la Gestalt, reconoce así mismo que el todo es más que la suma de sus partes, por lo que no es de extrañar que el todo se oponga a los detalles, porque al mismo tiempo que se opone, también los reafirma y se compone de ellos, es lo que da sentido a la obra de arte entendida como obra cultural, lo que la equilibra y le hace transcender la realidad.
Seguramente la conclusión más acertada de todo el análisis es la de proteger el multiculturalismo ante la globalización cultural, porque las transformaciones de la cultura son inevitables. Es por todo ello que la UNESCO en 2001 hizo la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, para poder preservar la diversidad cultural como fuente de riqueza, porque en caso contrario, la adopción de la cultura como recurso económico acabaría con la diversidad cultural o produciendo otro cambio sistémico del concepto “cultura”.
BIBLIOGRAFÍA
MARTINEZ MORENO, Rubén. Política cultural. Teoría de la Cultura. Módulo 6. UOC-2019.
ROWAN, Jaron. Economía y cultura. Teoría de la Cultura. Módulo 7. UOC. 2019.
CANTÓ-MILÀ, Natàlia. Sociología de la cultura. Teoría de la Cultura. Módulo 4. UOC. 2019.
HORKHEIMER, ADORNO, W. BENJAMIN. La industria cultural: iluminismo como mistificación de masas. Dialéctica de la ilustración: fragmentos filosóficos, Trotta.
WEBGRAFÍA
FERNÁNDEZ, Eduardo. Los 473 millones de euros del Mobile World Congress de Barcelona, en el aire. El Mundo. 24/10/19.
https://www.elmundo.es/economia/2019/10/24/5db0786cfc6c83c04b8b456f.html Consulta realizada el 13/11/19
Mobile World Congress. Página web oficial de la Generalitat de Catalunya.
https://web.gencat.cat/es/actualitat/reportatges/mobile-world-congress/ Consulta realizada el 13/11/19
Patrimoni Cultural. Site web oficial de la Generalitat de Catalunya.
http://patrimoni.gencat.cat/es/proteccion-legal Consulta realizada el 13/11/19.
SALVADOR, Xavier. París, Shanghái y Madrid, dispuestos a quedarse el Mobile World Congress si deja BCN. El Español. 24/02/16.
https://cronicaglobal.elespanol.com/business/paris-shanghai-madrid-dispuestos-quedarse-mobile-world-congress-bcn_33861_102.html Consulta realizada el 13/11/19.
[1] Datos según https://www.elmundo.es/economia/2019/10/24/5db0786cfc6c83c04b8b456f.html Consulta realizada el 13/11/19.
[2] En la web de la Generalitat de Catalunya se puede consultar dicha información: https://web.gencat.cat/es/actualitat/reportatges/mobile-world-congress/ Consulta realizada el 13/11/19
[3] El concepto de biopolítica de Foucault es el que define el área de gobierno que afecta a las disposiciones subjetivas de las personas.
[4] Tal y como afirmaba Immanuel Kant en su concepción del gusto como “la conformidad con la ley sin la ley” (MARTINEZ MORENO, Rubén. Política cultural. Módulo 6. Apartado 1.1.2. UOC-2019). Aunque no hablemos de obra de arte, sino de evento cultural.
[5] Fuente: http://patrimoni.gencat.cat/es/proteccion-legal Consulta realizada el 13/11/19.
[6] Fuente: https://cronicaglobal.elespanol.com/business/paris-shanghai-madrid-dispuestos-quedarse-mobile-world-congress-bcn_33861_102.html Consulta realizada el 13/11/19.
[7] ROWAN, Jaron. Economía y cultura. Teoría de la Cultura. Módulo 7. UOC. 2019.
[8] CANTÓ-MILÀ, Natàlia. Sociología de la cultura. Teoría de la Cultura. Módulo 4. UOC. 2019.
[9] FICOMIC, Salón del Manga y comic expuestos en la Fira de Barcelona-Montjuïc, que actualmente va por su 25 edición.
[10] HORKHEIMER, ADORNO, W. BENJAMIN. La industria cultural: iluminismo como mistificación de masas” Dialéctica de la ilustración: fragmentos filosóficos, Trotta, Madrid. Pag. 170.