Guion conferencia sobre religión (perspectiva socioantropológica)
INTRODUCCIÓN
Cuando el Dr. Heywood Floyd viajó a la estación espacial que orbitaba la tierra, pudo realizar una videollamada familiar en 1999, para dirigirse después a la Luna, con el único objetivo de investigar el descubrimiento de un monolito negro llamado TMA-1, con forma ortoédrica, que emite un sonido al recibir los rayos del sol. Es en el año 2001 cuando David Bowman y Frank Poole, astronautas del Discovery 1, se discuten con el ordenador HAL 9000, programado con IA[1] y algoritmos heurísticos, por lo que HAL decide hacerse con el control antes de que Bowman lo desconecte, hecho que provoca la muerte del resto de la tripulación, y únicamente Bowman puede salir al exterior de la atmósfera para acercarse al monolito TMA-1, el cuál toma forma de puerta espacio-temporal para que Bowman sienta vivencias “irreales” y de este modo vuelve a ser un feto, en clara alusión a la reencarnación del ser humano, mientras suena la música de Richard Strauss “Así habló Zaratustra” para acercarnos al superhombre de Nietzsche, obra donde el filósofo anuncia la muerte de Dios, y como el mismo Nietzsche afirma en su obra, es el hombre quien lo ha matado.
Obviamente, lo relatado no es real, corresponde al argumento de la novela de ciencia ficción escrita por el científico y escritor Arthur C. Clarke, “El centinela” (1948) de donde el director cinematográfico Stanley Kubrick obtuvo la película de “2001: Odisea del espacio” (1968), una película cargada de alusiones a la religión y a las creencias del ser humano, mediante escenas que aluden al cuerpo y al alma, esa dualidad eterna a la que estamos enfrentados, donde el cuerpo puede metamorfosear pero el alma establece contacto con el monolito, cual tótem del hombre del futuro, para abrir una puerta que le mantiene en contacto con Dios y así poder alejarse del nihilismo al que nos acercamos cuando nos comparamos con el universo, y trascender en el sin sentido de la muerte y de la vida misma, trascendencia que deseamos al tener conciencia de la “impotencia para dominar la realidad”.[2]
Steven Hawking se declaraba ateo confeso, al igual que Durkheim, y afirmaba para ello que “Uno no puede probar que Dios exista”[3] (2010), porque la ciencia hace que Dios sea innecesario. Nada más alejado de la ciencia actual. Puedo creer firmemente que el universo esté regido por leyes físicas, también puedo creer que la vida tiene un sentido, pero es la religión la que coge las riendas para intentar dotar de sentido la vida humana.
No es de extrañar que la religión coja las riendas, de hecho la ciencia se contradice, el mismo Einstein afirmaba de los ateos “el fanatismo del ateo es para mí casi tan divertido como el fanatismo del creyente”[4], y la ciencia no hace que Dios sea innecesario, sino que le da sentido, para muestra las mismas leyes bayesianas “Las redes bayesianas se han popularizado recientemente en el campo de la psicología debido a su utilidad para modelar procesos cognitivos como el aprendizaje y el razonamiento causal”[5], no es baladí, ya que el teorema de Bayes se utiliza en la mecánica cuántica, en las investigaciones del cáncer y más recientemente en la obtención de la vacuna del COVID, entre múltiples cosas más. Estas leyes fueron desarrolladas por Thomas Bayes, ministro presbiteriano del s. XVIII cuando intentando contrarrestar la controversia del filósofo David Hume[6] que veía incapaz de usar la evidencia del mundo natural en las demostraciones de existencia de Dios, algo con lo que Bayes no estuvo de acuerdo, y por ello desarrolló su famoso teorema matemático que demuestra la existencia de los milagros desde la perspectiva de las ciencias exactas[7], por ello, Hawking contradice esta vertiente al afirmar que “La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia”[8].
Desde otro escenario se nos abren nuevos interrogantes. René Descartes separó la razón y la fe, y Aristóteles nos sirvió en bandeja la interpretación del dualismo antropológico de Platón, cuerpo y alma, por el de materia y forma mediante su doctrina hilemorfista, ¿son diferentes creencias o ambas rigen el mismo objetivo a través de diferentes interpretaciones y/o definiciones?
DESARROLLO DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOANTROPOLÓGICA
Entrando en materia de este discurso sobre la religión, debería definir antes el concepto de religión, tarea compleja ante una ciencia de la religión que no adquiere estatus propio científico hasta finales del s. XIX y que a día de hoy sigue una evolución diversificada de definiciones y fundamentos, pues si bien venimos de la llamada época moderna, nuestra base para cualquier explicación de nuestra existencia se ha fundamentado en la razón, por ello encontramos ilógico que un monolito extraterrestre, o un tótem indio, pueda acercarnos a las explicaciones trascendentales de la existencia.
Podemos hablar de religión basándonos en la definición mínima de este concepto, representado por la definición de Tylor, “creencia en seres sobrenaturales”[9], el conocido como animismo, ya que es ampliamente aceptada, pero en ese caso no podríamos dudar de la “realidad” que se nos presenta en la Odisea de A. C. Clarke, y no estoy dispuesto a renunciar a la duda, Spencer nos aclara el término “sobrenatural” de Tylor, “Los primeros seres sobrenaturales concebidos fueron los espíritus”[10], recordemos que Tylor sentaba las bases de todas las religiones en el animismo, al que le atribuía dos manifestaciones, la creencia en las almas y la creencia en los espíritus, e incluso defendía la no irracionalidad del término “espíritu”; y si nos basamos en la definición de Frazer, el antropólogo que parte de la magia para relacionar religión y ciencia, nos descolocaría aún más pues entra en juego una nueva variable, la “magia” que a su vez también debe de ser definida, y es en este punto donde volvemos a Arthur C. Clarke, pues dicho científico publicó las conocidas Leyes de Clarke, cuya tercera ley afirma que “Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”[11], de aquí puedo extrapolar perfectamente que TMA-1 es perfectamente magia en su esencia, magia que nos acerca a Dios y que trasciende la idea de lo perceptible y tangible, aunque antes de llegar tan alegremente a estas conclusiones, bien me situaría al costado de Frazer, al pensar que toda magia “es falsa y engañosa por necesidad y, si se hace verdadera y productiva, ya no es magia sino ciencia”[12].
Un mago es aquél que realiza o practica la magia. Los magos son citados en la biblia cristiana como personas sabias, por ende, los reyes magos venidos de Oriente eran reyes sabios, a pesar de que los reyes magos no tengan lugar en la narrativa bíblica. De hecho, la biblia sí que cita a Simón el mago[13], venido de Samaria y convertido al cristianismo por Felipe el Evangelista, a quien trata como gnóstico y fundador de una nueva religión. Spinoza ya nos pone en guardia ante cualquier cita de la sagrada Biblia como la que acabo de realizar, “no debería interpretarse la Biblia en sentido literal sino en su significado alegórico”[14]. Religiones hay muchas, pero… ¿todas expresan lo mismo? ¿Todas pueden ser definidas en base a una definición universal? Entiéndase esta explicación como mi particular exégesis explicativa.
Desde que leí alguna de las obras de Salvador de Madariaga, me atrajeron sus definiciones, y por ello al igual que hace Geertz, resaltaría su definición de religión “el dogma relativamente modesto de que Dios no está loco”[15], y entre ésta y la cita de Einstein de que “Dios no juega a los dados con el universo”, los creyentes se encuentran con un Dios cuerdo que no deja nada al azar, ciertamente Madariaga hace una acertada definición de religión, escueta y mínima, pero que puede servirnos de base para centrar su significado en este guion.
No es que el ser humano no pueda enfrentarse al caos, es que siempre hemos tenido la necesidad de organizar todo aquello que nos rodea, al igual que siempre hemos tenido la necesidad de explicar aquello para lo que no encontramos explicaciones, y la religión se erige en poseedora de la verdad dando explicaciones de lo inexplicable, lo que la hace necesaria, “Y lo raro, lo extraño y misterioso tiene que ser explicado o sostenerse la convicción de que podría ser explicado”[16].
Para los más reacios a la creencia religiosa, es de agradecer pues, que el trabajo del filósofo Immanuel Kant se centrase en “situar y comprender la religión dentro de los límites de la razón única”[17], el problema lo tenemos cuando para dar explicaciones de ello nos tenemos que basar en hechos irracionales, o ¿acaso no era irracional la aventura de Bayes al desarrollar un teorema que explicase los milagros? Y si intentamos dar explicaciones no es nada más que por “dotar de sentido” la argumentación, para ello utilizamos la lingüística y todas las ciencias a nuestro alcance.
Decía el historiador francés Fustel de Coulanges, que la religión nos integra y nos hace seres sociales, en otros términos, es la religión la que nos cohesiona como sociedad, nada nuevo, ya que también Durkheim hablaba de la religión como un estado anímico social, pero en la Odisea de Clarke prima el individualismo versus las máquinas dotadas de IA, ¿acaso los robots creen o pueden creer en Dios?, curiosa pregunta que me rememora la obra del escritor Arturo San Agustín “El robot que cree en Dios”, tratando la robótica como desviación de nuestra naturaleza humana cual descabellada idea, una novela que pone en la palestra la religión como “extensión de la política”[18].
Para Sigmund Freud, “la religión es fundamentalmente una proyección infantil de unos supuestos seres sobrenaturales”[19], dicho de otro modo, para Freud la Odisea de Clarke seguramente fuese “religión” en estado puro.
Si los indios americanos “deificaron todo lo que en la naturaleza excedía su capacidad de comprensión”[20], el hombre moderno o actual ya no deifica como antaño, pone en la palestra las creencias, duda de la magia, tergiversa la lingüística hasta el punto de rebatir las dualidades de cuerpo y mente, dividiendo los procesos físicos y mentales para separarlos, y lo hace utilizando la lingüística tal y como hizo G. Ryle con su famoso “Dogma del fantasma en la máquina”[21] para desmontar la teoría cartesiana del cuerpo y alma, pues para Descartes el cuerpo es espacial, mientras que el alma no tiene extensión, pero ¿puede haber religión sin alma? B. Morris en sus explicaciones sobre Spencer observa que “Los pueblos prehistóricos llegaron a conceptualizar la noción de dualidad, la distinción entre el cuerpo y el alma o espíritu a través de la observación de la naturaleza”[22], esta dualidad no es un concepto reciente, el sociólogo Durkheim también afirmaba que somos sujetos “duales”, aunque más bien lo afirmaba por la parte de individualidad y por la parte de sociabilidad que tenemos como seres humanos.
Müller, en su “Mitología comparada”, subordinó la propia existencia de la religión a la creencia en el alma humana, y también lo hizo mediante la lingüística “Esto llevó a explicar el universo mediante expresiones mitopoéticas cuyos significados se olvidaron con el tiempo, mientras las palabras persistieron”[23], y no fue el único, Tylor también pensó que “la religión se originaba en la creencia en la existencia de alma humana”[24].
Creo que es evidente que la existencia de la religión va intrínsecamente unida a la idea de alma, independientemente del concepto de “alma aparecida” de Müller, donde el alma puede abandonar el cuerpo y volverse ancestral en sus viajes, lo mismo que le ocurre al protagonista de la Odisea de Clarke, Bowman, donde se visualiza a sí mismo en una habitación mientras su propia esencia viaja por el espacio en el cuerpo de un feto, pero no nos confundamos, la sola creencia en el alma no hace la religión por sí misma “Tylor supo que era necesario que las creencias dieran lugar a rituales comunales para que apareciera la religión como institución social”[25], pero sí que se observa la superioridad del alma frente al cuerpo, porque el alma nos sobrevive mientras que el cuerpo es la vaina que se desecha en nuestra trascendencia.
Podríamos pensar en TMA-1 como en un fetiche, siempre hemos dependido de símbolos como afirma Geertz, de hecho, el concepto de alma de Tylor le llevó a este pensamiento acerca de los fetiches, tratados como objetos inanimados pero con personalidad sagrada, y dicho pensamiento no solo no nos aleja del hecho de encontrarnos ante un fetiche estelar, sino que nos acerca al salvaje que llevamos dentro, ese “salvaje” protagonista de la obra “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, donde se recrea en un mundo sin Dios donde la religión no existe para acabar transportando al lector ante la tesitura de que no es un mundo tan feliz como aparenta, porque la inexistencia de la religión no hace más feliz a éste, contrariamente a lo que afirma Malinowski de que la religión ayuda al hombre a hacer el sufrimiento de la vida más insoportable. Permítaseme citar otra pequeña obra de Kubrick, su película “Espartaco”, donde el protagonista afirma ante el enemigo:
“Todo hombre pierde cuando muere, pero un libre y un esclavo no pierden lo mismo; el libre pierde el placer de vivir, el esclavo el sufrimiento”[26].
Es este sufrimiento al que se refiere Malinowski, y es por ello por lo que la religión se le hace necesaria, el romano disfrutaba de los placeres de la vida, el esclavo estaba obligado a “vivir” ¿de qué otra forma podría superar el esclavo los designios de su sino?, no es de extrañar el auge que tuvo el cristianismo entre los romanos, aunque tampoco quisiera pecar de breve elocuencia o mínima castelar. Estamos ante un claro ejemplo de la “teología del optimismo” de Nagel, “el hecho de que nacieron para sufrir y, por otro lado, les permitió evitar ese enfrentamiento proyectándolos a infantiles mundos de cuentos de hadas”[27], aunque no me guste nada su acidez crítica, porque como afirma Geertz, “en última instancia los sufrimientos son tolerables”[28] ya que la religión enseña cómo evitarlos, los hace soportables y asigna el poder de la justicia a las manos de un ser divino o de un objeto sagrado, cual totemismo del monolito TMA-1, al que podemos preguntarnos ¿quiénes son los creyentes que le asignan creencias a un objeto?, en cuyo caso el creyente sería aquél que se realiza la misma pregunta por el hecho de dotarlo de interrogación, de prestarle atención y de plantearse su efectividad o no.
Si nos parece ácida la teología del optimismo de Nagel, no queda atrás la explicación acerca del origen de la religión a través de la filología comparada que hace Friedrich Max Müller, que “comprendía la religión como una enfermedad del lenguaje…que había sido precedida por una enfermedad del pensamiento”[29].
Clifford Geertz en su obra “La religión como sistema cultural” denuncia el estancamiento del estudio antropológico de la religión, he de discrepar de dicha afirmación, en mi opinión se intenta acelerar el proceso antropológico de la religión, perdemos los tiempos, ese “tempo” necesario sin el cual no podríamos formar la sinfonía necesaria para llamarla “ciencia de la religión”, de hecho la ventaja con la que juega Clarke en su novela, o Kubrick en su película, es que se desarrolla en “tiempos muertos”, de ahí la sensación de espacio que invade al lector, de ahí los silencios de una iglesia o catedral a donde va el fiel a hablar con su Dios, a extrapolar su cuerpo y mente por medio de su alma con el objetivo de comunicarse con Dios.
Me hubiese gustado en este discurso ampliar en la distinción hecha por Malinowski acerca de religión y sentido común, porque la influencia que recibimos, en un mundo dominado por la economía y la política, es la razón, y ésta se opone a la religión, porque el hombre choca con todo aquello que no logra entender, es por ello por lo que el ethos[30] del creyente le homogeneiza con su grupo y le abre nuevas perspectivas.
Para Geertz, “La idea de que la religión armoniza las acciones humanas con un orden cósmico y proyecta imágenes de orden cósmico al plano de la experiencia humana no es ninguna novedad”[31], por ello los creyentes acogen la muerte sin resistencia, porque proyectan su imagen más allá de lo cósmico, incluso algunos con anhelo o alegría, porque su religión les ha proyectado una idea de orden cósmico donde todo es perfecto, evadidos de dolor pero cargados de esperanza, más resaltaría para el agnóstico y el ateo el dicho “el que vive de esperanza muere de desesperanza”, si bien es cierto aquello que afirma Geertz, que esperanza y desesperanza son estados anímicos y que como tal no responderían a ningún fin, porque tal y como vienen desaparecen.
EN CONCLUSIÓN
A través de este pequeño guion sobre la religión desde una perspectiva socioantropológica, se nos han abierto múltiples interrogantes, y hemos visualizado diversas perspectivas, incluso yuxtaponer los términos de ciencia y religión no ha sido nada descabellado, sino que la relación que une ambos términos es tan amplia que cuesta minimizar la explicación para designar el término que las une.
No podemos concluir un tema que aún no ha sido cerrado, solo podemos constatar la relación de los términos, y a partir de ahí ir desarrollando los múltiples interrogantes que varían en base a la pluralidad de sociedades y de religiones. Si bien es cierto que ya quisiéramos poder trascender, como lo hace Bowman, al transformase en un feto “cósmico”, por haber conseguido la herramienta (monolito) que le sirvió de canal de comunicación entre Dios creador y el hombre, cual pura perspectiva simbólica.
Tal vez sea cierto aquello que afirmaba Tylor al decir que “había tres formas básicas de situarse frente al mundo: la de la ciencia, la de la magia y la de la religión”[32], al menos no mezcla los conceptos, los hace equidistantes, a pesar de que encontrase la magia como ciencia perniciosa o ilusión irracional.
La concepción de la religión de autores como Müller, Spencer, Taylor y Frazer, le asignan una gran parte de psicología y empirismo, “Para ellos la idea de religión se derivaba de deducciones racionales basadas en las experiencias que los humanos tenían de sí mismos y del mundo”[33], de ahí su empirismo.
La parte de psicología nunca la he puesto en duda, ya que en línea con lo que opinaba Jung, en su obra de “Psicología y religión” (1938), la psicología se tiene en cuenta en el concepto de religión por cómo se manifiesta en la mente del hombre, como expresiones que toman forma en la mente de los individuos obedeciendo así a procesos también del inconsciente en lo que coincido totalmente.
Con respecto al monolito TMA-1 sobre el que he ido hilando mi guion, ¿quién sabe? Tal vez sea cierto aquello que decía Durkheim de que “cada generación transmite a la siguiente un tesoro de conocimientos que no ha reunido por sí misma”[34], por ello lo que el monolito transmite a Bowman hace que trascienda su propio concepto de hombre, ¿acaso no nos libera el salir de la anomia e intentar dotar de sentido a nuestras vidas? ¿acaso este monolito no representa el sistema de creencias en una especie de tótem cual totemismo futurista?
Si la ciencia nos ha dado herramientas para nuestra evolución, la religión no es menos, simplemente sus herramientas no son de universal interpretación, pero son igualmente válidas. Ahora solo queda por recorrer un camino…la ciencia de la religión.
Esteban Rubio Cobo
[1] Siglas que referencian la Inteligencia Artificial.
[2] DUCH, Lluís. “Antropología de la religión”. Traducción Isabel Torras. Ed. Herder. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. 1997. p. 66.
[3] BBC Redacción. “El Dios "innecesario": por qué Stephen Hawking no creía que el universo hubiera sido creado por un ser superior”. 2018. https://www.bbc.com/mundo/noticias-43411382
[4] FUENTES, Héctor. “Albert Einstein y sus pruebas de que Dios existe: Así entendía la divinidad el connotado científico. Creía en un Dios que “se revela en la armonía de todo lo que existe”. Guioteca. 2015. https://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/albert-einstein-y-sus-pruebas-de-que-dios-existe-asi-entendia-la-divinidad-el-connotado-cientifico/
[5] LÓPEZ PUGA, Jorge. “Cómo construir y validar redes bayesianas con Netica”. Universidad de Almería. Revista electrónica de Metodología Aplicada. 2012. Vol. 17, núm. 1. p. 2. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4107401.pdf
[6] HUME, David. Referente a su obra sobre “Investigación sobre el entendimiento humano” (1748).
[7] BBC News Mundo. “Qué es el teorema de Bayes, el potente método para generar conocimiento que nació cuando trataban de demostrar un milagro”. 2021.https://www.bbc.com/mundo/noticias-59060022
[8] BBC Mundo. “El Dios "innecesario": por qué Stephen Hawking no creía que el universo hubiera sido creado por un ser superior”. 2018. https://www.bbc.com/mundo/noticias-43411382#:~:text=%22Uno%20no%20puede%20probar%20que,abierta%20para%20un%20ser%20creador.
[9] DUCH, Lluís. “Antropología de la religión”. Traducción Isabel Torras. Ed. Herder. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. 1997. p. 66.
[10] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona : Paidós, 1995. p. 126. ISBN 9788449300998ESP
[11] CLARKE, Arthur C., “Perfiles del futuro”. 1962. Tercera Ley de Clarke. https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Clarke
[12] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona : Paidós, 1995. p. 134. ISBN 9788449300998ESP
[13] Santa Biblia. “Hechos de los Apóstoles” (Hechos 8:9-24)
[14] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona : Paidós, 1995. p. 131. ISBN 9788449300998ESP
[15] GEERTZ, Clifford J. "La religión como sistema cultural". La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1981. p. 96. ISBN 9788474323337ESP.
[16] GEERTZ, Clifford J. "La religión como sistema cultural". La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1981. p. 98. ISBN 9788474323337ESP.
[17] DUCH, Lluís. “Antropología de la religión”. Traducción Isabel Torras. Ed. Herder. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. 1997. p. 63.
[18] SAN AGUSTIN, Arturo. “El robot que cree en Dios”. Ed. Libros. 2021. https://libros.economiadigital.es/libros/libros-publicados/el-robot-que-cree-en-dios/
[19] DUCH, Lluís. “Antropología de la religión”. Traducción Isabel Torras. Ed. Herder. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. 1997. p. 69.
[20] CANTÓN DELGADO, Manuela. “Construyendo la religión como objeto de conocimiento antropológico”. La razón hechizada. Teorías antropológicas de la religión. Barcelona: Ariel, 2001. p. 2. ISBN 9788434422278ESP.
[21] RYLE, Gilbert. El Mito de Descartes. http://www.filosoficas.unam.mx/~gmom/intro/ryle.pdf
[22] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona: Paidós, 1995. p. 126. ISBN 9788449300998ESP
[23] CANTÓN DELGADO, Manuela. “Construyendo la religión como objeto de conocimiento antropológico”. La razón hechizada. Teorías antropológicas de la religión. Barcelona: Ariel, 2001. p. 40. ISBN 9788434422278ESP.
[24] CANTÓN DELGADO, Manuela. “Construyendo la religión como objeto de conocimiento antropológico”. La razón hechizada. Teorías antropológicas de la religión. Barcelona: Ariel, 2001. p. 42. ISBN 9788434422278ESP.
[25] CANTÓN DELGADO, Manuela. “Construyendo la religión como objeto de conocimiento antropológico”. La razón hechizada. Teorías antropológicas de la religión. Barcelona : Ariel, 2001. p. 43. ISBN 9788434422278ESP.
[26] KUBRICK, Stanley. “Spartacus”. 1960. https://www.filmaffinity.com/es/film336548.html
[27] GEERTZ, Clifford J. "La religión como sistema cultural". La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1981. p. 99. ISBN 9788474323337ESP.
[28] GEERTZ, Clifford J. "La religión como sistema cultural". La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1981. p. 100. ISBN 9788474323337ESP.
[29] DUCH, Lluís. “Antropología de la religión”. Traducción Isabel Torras. Ed. Herder. Publicacions de l’Abadia de Montserrat. 1997. p. 71.
[30] Definición: Forma común de vida o de comportamiento que adopta un grupo de individuos que pertenecen a una misma sociedad.
[31] GEERTZ, Clifford J. "La religión como sistema cultural". La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa, 1981. p. 89. ISBN 9788474323337ESP.
[32] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona : Paidós, 1995. p. 130. ISBN 9788449300998ESP.
[33] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona : Paidós, 1995. p. 136. ISBN 9788449300998ESP.
[34] MORRIS, Brian. “La tradición antropológica”. Introducción al estudio antropológico de la religión. Barcelona : Paidós, 1995. p. 139. ISBN 9788449300998ESP.