Modo de representación institucional
En el modo de Representación institucional he optado por la obra de D. W. Griffith, “El nacimiento de una nación”, tal vez por ser la primera en ser adscrita a este modo por el mismo N. Bruch y porque creo que fue toda una innovación a nivel técnico y narrativo. Para ver por qué se adscribe al periodo delimitado conceptualmente por Noel Bruch, intentaré contextualizarla antes de atender a la técnica utilizada por Griffith.
La película, viniendo de un director criado en una familia conservadora, “representante de los prejuicios raciales y sociales propios del Sur de los Estados Unidos de esa época”[1], se presentó en 1915, cuando EEUU comenzaba a salir de la fuerte crisis económica gracias a la entrada de Europa en la Gran Guerra, pues el país se convertiría en el principal proveedor armamentístico y de servicios de Europa, lo que encaminaría al país a los conocidos como “maravillosos años 20”, pero sin tiempo suficiente para cicatrizar antaño las heridas de una guerra civil (1861-1865), donde los problemas de esclavitud y políticos distanciaban al Norte del Sur. Los sureños basaban su sistema en la esclavitud, y los norteños apoyaban el alzamiento democrático con un sistema capitalista. Si todo esto lo unimos y añadimos a la expansión que exigían los partidos políticos, junto con una depresión económica y una división de clases, que dejaba en la decadencia a la mayoría de los ciudadanos, tenemos el coctel perfecto para que un avispado Lincoln presidiera el país en la mayor crisis moral, constitucional y política que sufrió EEUU, en una guerra de secesión que acabaría sometiendo al Sur en aras del sistema capitalista y democrático norteño.
Griffith, que había realizado en cine varias adaptaciones de autores como Allan Poe, Dickens, Stevenson o Shakespeare, supo ver el potencial del cine como medio de transmisión al convertirlo en un lenguaje elaborado de narración cinematográfica[2], sometiéndolo como cual producto elaborado, con las divisiones de trabajo y especializaciones necesarias. El momento le era propicio, las inversiones del sector comenzaban a incrementarse y su visión de las carencias narrativas a las que veía sometido el cine primitivo, hizo que estableciera las bases como corpus de reglas básicas para narrar la historia mediante la integración de los procedimientos técnicos, estéticos, artísticos y narrativos.
Es cierto que las películas anteriores a 1930 no se realizaban con guiones, porque como bien indica Monterde, la diégesis no es la historia que narra el film, sino todo el universo narrativo en el que ésta se desarrolla, en todo caso se utilizaba en aquellos films una sinopsis, pero aquí Griffith se basó en la novela de Thomas Dixon Jr.[3] a modo de guion referenciado, contando el film su propia historia, este fue uno de los escalones principales para que el cine llegase a ser una “máquina de contar historias”.
En el film se narra la Guerra de Secesión, el asesinato del presidente A. Lincoln en manos del criminal John Wilkes Booth (curiosamente interpretado aquí por un joven Raoul Walsh), y el nacimiento del Ku Klux Klan, de manera abiertamente racista, contando la historia de dos familias, los Cameron del Sur y los Stoneman del Norte.
A diferencia del cine primitivo, aquí disponemos de héroe, donde el espectador blanco se veía reflejado y motivado, en un alarde de integración del dispositivo espectatorial, donde dicho espectador se siente integrado en el colectivo, o al menos identificado, para acabar con la tiranía negra. El héroe, representado por el coronel Cameron, es el abanderado en este caso por la raza aria confabulada por los “pobres y desgraciados blancos” mediante el Ku Klux Klan, que acaban con el dominio negro, subyugándolo por todos los “sufrimientos” que han tenido que pasar los blancos. El público se identifica con los héroes de la narración. Si este argumento hoy en día nos puede parecer descabellado, imaginemos en el contexto sociocultural de la época donde se desarrolla.
Tanto Dixon como Griffith “se muestran abiertamente contrarios a la emancipación de los afroamericanos y (son) defensores del Ku Klux Klan”[4], sin conflictos morales para ello a la hora de presentar al grupo de racistas y terroristas como “salvadores de la nación” ante una población negra que ostenta ficticiamente el poder[5], pero que es corrupta, vaga y violadora de jovencitas blancas inocentes que asumen el papel de heroínas cual puras vestales.
Es considerada por Burch la primera película del modo de representación institucional o clásico, entre otras cualidades por sus encuadres limitados en el marco, donde el director hace alarde de picados al colocar los encuadres situando la cámara por encima de la línea del horizonte “imaginaria” de la que tan obsesivo era John Ford[6], estos picados son conocidos también por la expresión “vista de pájaro”, y también podemos apreciar algún que otro contrapicado donde el encuadre está por debajo de la horizontal. La cámara se desplaza, no es fija, aunque alterna los planos.
Impacta en la obra de Griffith un uso casi “excesivo” del sistema caché, aquél que consiste en modificar el objetivo mediante anillos y por eso hay multitud de escenas donde se circunvala la imagen principal para dotarla de máxima atención y centrar el objetivo, dejando la imagen circular a modo de cachés significativos (aquellos que dan énfasis y destacan los elementos fílmicos por encima del conjunto). No es el único sistema de caché que utiliza el director, pues se pueden apreciar también los cachés imitativos, como cuando los soldados atrincherados miran a través de la cerradura.
No es el único “exceso” del cineasta, ya que abusa de primeros planos, donde los actores/actrices exageran y gesticulan constantemente para ir formando la narrativa en el imaginario[7] del espectador.
La película es de ritmo rápido, acompasada para mayor efectividad de música que enerva y alienta a sentirse orgulloso, destacando el dispositivo visual, y sonoro (por la música) especialmente en la segunda parte donde incorpora las Valkirias de Wagner, es por ello por lo que sobresale el montaje definido como combinación de la imagen, el movimiento y la música. De este modo, el ritmo está en consonancia con el tema y el género, y especialmente con los elementos socioculturales a los que alude, llegando a nuestros días como un clásico, pero fuera de contexto bien podría ser una parodia donde se sitúa a los negros en la historia de los blancos y viceversa.
En “El nacimiento de una nación” hay travelling, porque la cámara se desplaza, y sí que destaca el montaje de diferentes secuencias que, entrelazadas y encadenadas, crean la digénesis narrativa e histórica del film.
A nivel técnico podemos afirmar que Griffith aúna cada uno de los recursos narrativos que había desarrollado el cine de 1915, en la grabación de 12 carretes de 190 minutos, curiosamente a 16 frames por segundo (fps), pues aún no se había dado el salto al cine sonoro, algo que no llegaría hasta pocos años después, cuando en 1927 se proyecta “El cantante de jazz”, obra de Alan Crosland, aunque ya hubieron creaciones sonoras anteriores se le atribuye a la obra de Crosland. Sin embargo, los 16 fps de Griffith son más que suficientes para conseguir el efecto que Plateau (1830) había constatado al establecer la “persistencia” de la imagen en la retina en 0,34 segundos, pues conjugando todos los elementos que conforman el film, transmite su idea y no deja indiferente a ningún espectador, es más, podríamos afirmar que controla las emociones del espectador de manera bastante habilidosa.
En definitiva, una obra maestra modelo adscrita al modo de representación institucional, pionera en la historia de la cinematografía moderna, que sentaría las bases del cine posterior, a pesar de que sea inevitable sentirse incómodo por la trama racista y xenófoba.
Este es el cine que nos llevó a la actual “iconosfera moderna”[8], pasen y vean.
“El cine se convertiría en el arte de la luz”
COUSINS, Mark. “La historia del cine: Una odisea” (12:23)[9].
Esteban Rubio Cobo
[1] https://www.mincultura.gov.co/areas/cinematografia/publicaciones/Documents/El%20Cine%2C%20An%C3%A1lisis%20y%20Est%C3%A9tica.pdf Consulta: Marzo 2021.
[2] Según: https://www.mincultura.gov.co/areas/cinematografia/publicaciones/Documents/El%20Cine%2C%20An%C3%A1lisis%20y%20Est%C3%A9tica.pdf Consulta: Marzo 2021.
[3] THOMAS DIXON Jr., “The Clansman”, obra que forma parte de una trilogía sobre la Reconstrucción americana.
[4] https://www.semana.com/cine/articulo/100-anos-de-el-nacimiento-de-una-nacion-de-david-wark-griffith/41905/ Consulta: Marzo 2021.
[5] En el libro de “El cine de Griffith”, Gabriel Ramírez lo sintetiza: “El Sur, después de su derrota, es prácticamente dominado por Silas Lynch, el líder negro que ha formado un brutal ejército dedicado al pillaje y a mantener el “orden negro”.
https://www.mincultura.gov.co/areas/cinematografia/publicaciones/Documents/El%20Cine%2C%20An%C3%A1lisis%20y%20Est%C3%A9tica.pdf https://www.semana.com/cine/articulo/100-anos-de-el-nacimiento-de-una-nacion-de-david-wark-griffith/41905/ Consulta: Marzo 2021.
[6] El cineasta John Ford consideraba “que el horizonte señalaba también que no había libertad espacial ni libertad humana, una libertad que proporcionaba el cine del viejo oeste”. “¿Qué le dijo John Ford a Steven Spielberg sobre el horizonte?” https://www.youtube.com/watch?v=tfiCdpmuFUE&feature=emb_logo Consulta: Marzo 2021.
[7] El teórico y práctico del cine, Edgar Morin, en su obra “Ensayos de antropología” habla sobre esta relación entre el cine y el imaginario del espectador, tanto como sujeto individual como colectivo.
[8] Iconosfera moderna es el término propuesto por Gilbert Cohen-Séat para definir la relación entre los medios de representación cinematográficos y televisivos conformando el espacio representacional. UOC. 2021. Modos de representación. Imagen y Cultura.
[9] https://www.youtube.com/watch?v=IhK9ULAlC5U Consulta: Marzo 2021.