Marx según Habermas

Marx según Habermas

Marx según Habermas…

Marx debate la relación entre capital y trabajo y de la ley que rige el fenómeno de las sociedades modernas, hasta el punto de que Wenceslao Galán afirma que “la actividad política de Marx y el movimiento obrero van juntos, sin lo uno no existe lo otro[1], y dicho cuestionamiento debería ser de obligado cumplimiento moral en la contemporaneidad, donde las empresas transnacionales (Apple, Facebook, Amazon, Volkswagen, etc…) acumulan su capital en ingresos superiores al PIB de muchos países, por lo que disponen de poder y control en las esferas sociales, políticas y económicas de envergadura transnacional, excluyendo cualquier movimiento obrero.

Pocos recuerdan en nuestros días cuando en Bangladesh (India) se dio el caso de Rana Plaza, donde se derrumbó una fábrica textil (2013), que desarrollaba su labor en un ambiente de extrema pobreza laboral, para marcas como Inditex (Zara) o Mango, acabando dicho derrumbe, con la vida de más de 1000 personas y de 2500 heridos. Únicamente se pudo condenar, a 3 años de prisión, como responsable, al dueño de la fábrica, lo que hizo que las movilizaciones internacionales tuviesen repercusión para crear un fondo económico de las empresas transnacionales y multinacionales dedicado a estas desgracias, porque el movimiento obrero en dichos países es nulo.

Estas empresas modernas, tienen una política clara, el crecimiento continuo e infinito, vilipendiando los medios necesarios para agenciárselo, por ello no dudan en deslocalizar empresas, hundir economías y utilizar la fuerza de trabajo a costos irrisorios y sin control gubernamental de las sociedades que manejan y someten, favoreciendo desigualdades, violaciones de los derechos humanos y destruyendo ecosistemas.

La visión globalizadora del mundo, como visión del mundo proletario, que abogaba Marx, la hemos dejado en manos de tratados y acuerdos de un organismo único como la ONU, organismo que a su vez está sometido a políticas de países controlados por las mismas empresas transnacionales, por lo que la fuerza del proletariado se diluye, lo que nos aboca a la paradoja del triunfo del pensamiento único, algo a lo que Marx no tuvo que enfrentarse. George Orwell lo reflejó claramente al aludir aquello de que “Cuanto más se aleja una sociedad de la verdad, más odia a los que hablan de ella[2].

Puede resultar paradójico lo expuesto, porque el materialismo definido por Marx sigue siendo el mismo en nuestros días, ya que sigue siendo la sociedad la que produce el mundo en el que vive, entendiendo “sociedad” al igual que Marx, como el acontecimiento de las fuerzas y relaciones con la que los seres humanos producen el mundo y con ello, construyen sus vidas, pero ante un mundo sometido y subyugado al poder económico, y manipulado por los poderes facticos, “resulta más fácil llenar una mente de ideas creadas por otros con fines espurios que permitir que se ilumine, que piense por si misma…[3].

Ahora, las religiones han cedido su poder también al poder económico, no es de extrañar, que Jürgen Habermas reclame una sociedad más racionalizada y emancipada, porque en su búsqueda de la comprensión del mundo actual se plantea diversos interrogantes, recuperando el espíritu de Marx en su objetivo de demostrar que la paradoja de la modernidad presentada por Weber, y radicalizada por Adorno y Horkheimer, no es tal[4].

Habermas, que nos introduce en un neomarxismo, reconoce que la modernidad sigue siendo un proyecto inacabado, y aboga por reestablecer el proyecto de la modernidad, mediante la crítica y la emancipación de la ciencia y de la razón, de ahí su crítica a la razón práctica y a la instrumental.

En cuanto a la crítica que hace Habermas de la razón práctica, en la línea de la Escuela de Frankfurt, intenta dotar de herramientas críticas a la sociedad, su deseo no es otro que el de terciar en el contexto social y el de lograr una auténtica igualdad,  el mismo anhelo de Marx cuando decía que “no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo[5], no es empeño comunista el de Habermas, sino que es afán democrático.

En la contemporaneidad, nos vemos envueltos en luchas y contradicciones sociales, por ejemplo, nos quejamos de la falta de servicios en sanidad y educación, pero no apoyamos sus manifestaciones ni somo partícipes de ellas, nos alienamos, por eso Habermas ansía convertirse en la fuerza transformadora que reclamaba Marx, y de este modo mejorar nuestro mundo.

Si la ONU, de la que hablaba antes, remarcando su dependencia económica y política, tiene que acordar tratados y marcar líneas políticas y sociales internacionales, es Habermas de los primeros en darse cuenta que dichas líneas están subyugadas y hacen el proyecto inviable, de hecho Habermas criticó la Constitución europea por seguir la línea de la modernidad y no tenerla tampoco acabada, o como articulista, que denunció la política inmigratoria de los refugiados políticos, en especial del conflicto Sirio, o su crítica a la bioética entre muchas otras que forman parte de su inquietud por los conflictos actuales.

Otra de las críticas que realiza Habermas es a la razón instrumental, al definirla como aquella razón que se queda en los medios y no en los fines, llegando a afirmar que es un sin sentido, y es en esta crítica, donde vemos en la palestra las filosofías nihilistas posmodernistas de Lyotard o el existencialismo de Sartre, que remarcaban la carencia de sentido en todo, la falta de creencias firmes.

Para Habermas, la razón instrumental nos conduce al cientifismo, el todo reducido a ciencia, y ¿dónde queda la moral?, el ser humano queda reducido a un ser reificado, un ser que pasa a ser considerado como cosa, sin libertad ni consciencia, en la misma línea definitoria de Marx.

Todos estos hechos son los que hacen que Habermas utilice para mejorar las condiciones humanas, planteándose el cómo aplicar la técnica para mejorar, y lo encuentra en dos tipos de interés, el práctico y el emancipatorio, el práctico, basándose en las relaciones humanas, y el emancipatorio, descubriendo las fuerzas que atañen al hombre para de este modo intentar controlarlas, en la creencia de que la historia y la sociología nos conducirán al libre albedrío.

Habermas encuentra los principios éticos de convivencia y desarrolla su acción comunicativa, como eje principal de su teoría de la acción, resaltando que el entorno social nos condiciona (acción comunitaria), y que el cálculo de beneficios e intereses priman sobre la moral (acción estratégica). En la actualidad muchas empresas utilizan la variable estadística de vida (VEV)[6] para dar un valor económico a la vida humana, y si hay beneficio se concluye que la vida debe prevalecer, pero si no se obtiene beneficio o el beneficio de la variable A es menor que el de la B, en ese caso se menosprecia la vida humana, al igual que se aplicó en el caso Rana Plaza. Hoy en día, usamos la variable VEV para calcular el derecho a la vida en el caso de la actual pandemia, por antimoralista que pueda parecer[7].

No por ello, Habermas evade a la ciencia, sino al contrario, la acoge siempre que no sea dogmática, y que esté sujeta a normas éticas. Su ética, es discursiva e intenta dar razones mediante la argumentación, porque sin razones no hay diálogo, y sin diálogo no hay consenso, y requiere de un postulado de universalización, que nos viene a decir que una norma es válida si todos aceptamos libremente sus consecuencias.

No estamos ante un Habermas que ve discriminatorias las reglas y normas actuales, porque al igual que Marx hablaba de la esencia del derecho, Habermas, habla del concepto del derecho, en consecuencia, parte de una premisa muy importante en su teoría de la acción comunicativa: “Todos los participantes de la conversación son iguales[8]”, porque no puede existir sociabilidad sin moralidad, y es esta moralidad la que aporta posibilidades a la vida.

Como colofón, Habermas se preocupa por los problemas de nuestro tiempo, los analiza e intenta solucionarlos, pone los medios y la acción, por ello, su teoría de la sociedad distingue entre el mundo de la vida y los sistemas, erigiendo una teoría dinámica y comunicativa de las sociedades modernas, a las que aplica un diálogo ético con las condiciones de igualdad, imparcialidad y universalidad, y es por lo que nos habla de colonizar el mundo de la vida, y lo hace porque “la relación que hay entre la racionalización y la deshumanización es debida a la relación externa entre los nodos de integración social y de racionalidad que puede ser modificada[9] (paradoja de la modernidad), proponiendo un cambio a mejor.

No hay duda de que ambos filósofos recogen el guante de la problemática de su tiempo y desarrollan su teoría desde la óptica social. Si Marx nos define la alienación del ser humano, Habermas recoge el concepto e intenta descubrir el motivo, y cuando manifiesta la “apatía” como principal problema, es cuando estudia y desarrolla una posible solución, no se queda en la teoría, porque tal y como afirma, “mientras las sociedades estén comprendidas en un mundo vivencial simbólicamente construido y normativamente comprensible. parece que la idea de una identidad a escala mundial no es más que una quimera[10], ya que para ambos autores, no podemos renunciar a la identidad, hemos de actuar, somos parte activa del sistema.

 

Esteban Rubio Cobo



[1] GALÁN SÁNCHEZ, Wenceslao. Los límites de la racionalidad ilustrada. Marx, Nietzsche, Freud. Módulo 1. Filosofía contemporánea. UOC. 2020. Apartado 2.2.1

[3] BAÑOS, Pedro. Así se domina el mundo. Ed. Ariel. 2017. p. 286.

[4] Según Weber, que presenta la paradoja de la modernización, concluye que racionalización significa a la vez emancipación y cosificación (unidas por una misma lógica interna)

[5] MARX, Karl. Tesis sobre Feuerbach. 1845. Apart. XI.

[6]Se denomina Valor Estadístico de la Vida (VEV) a la valoración monetaria que la sociedad atribuye a evitar que uno cualquiera de sus miembros fallezca”. Definición según análisis ¿Que podemos saber sobre el Valor Estadístico de la Vida en España utilizando datos laborales? Jorge E. Martinez Pérez e Ildefonso Méndez Martinez. Universidad de Murcia.

[7] MAS DE XAXAS, Xavier. El Valor de las vidas sin precio. La Vanguardia. 17/05/20.

[8] ROBLES, Rafael. La filosofía de Habermas. www.rafaelrobles.com 24/05/2016.

[9] GARCÉS MASCAREÑAS, Marina. El problema de la transformación social. UOC. Filosofía Contemporánea. Módulo 4. 2020.

[10] ARELLANO HERNANDEZ, Antonio. La identidad social en Habermas. Dialnet. Ciencias humanas y de la conducta. p. 307.